jueves, 17 de mayo de 2012

La poetessa milanese Alda Merini .


"Me he portado siempre como una gran pecadora y no me he arrepentido de nada. No voy a la Iglesia a murmurar, pero Dios está aquí conmigo. Olfateo su olor. Dos cosas me convencen de la existencia de Dios: que no soy dueña de mi voluntad y que el océano Pacífico no pueden haberlo creado los científicos".

Alda siempre llevaba un collar de perlas y fumaba 70 u 80 cigarrillos al día, pero a sus 78 años sostenía que el tabaco le había alargado la vida. Nació en el 38 y murió en 2009.
Se la considera una de las voces más claras y profundas de la poesía italiana del siglo XX. Sus versos de apariencia simple eran a la vez intensos y transgresores.

Empezó a escribir siendo una niña, y uno de sus primeros poemas se lo dedicó al legendario banquero Enrico Cuccia. “Una vez me lo crucé por la calle y le dije: ‘Yo tengo hambre’. Él contestó: ‘Buena señal’. Y tiró derecho”.

“Soy una pequeña abeja furibunda. Me gusta cambiar de color. Me gusta cambiar de medida”.
Estas fueron las palabras que eligio para presentar su página web.

(Extractos de artículos ( El País ...) y entrevistas hechas a Merini.):MaRía